viernes, 15 de agosto de 2008

Observas desde tu oscuridad...





Gota a gota caía tu esencia
convertida en sangre,
sobre mi corazón cristalino...

La sangre enrojecía toda su superficie
la misma que de tus venas tiernamente
tomé con la daga filosa de la tristeza...

Elemento vital que te da la gracia
de tu existencia, yace ahora, abrazando
con líneas apasionadas cada recoveco
que en su superficie de cristal tiene
aquel que late dándome vida...

Frágil entre mis propias manos
contiene el flujo transparente
de mi esencia, que brilla, como aura
bendita desde su interior coronado
por aquella sangre que gentilmente
me concediste...

Observas desde tu oscuridad,
tus muñecas vendadas forjando
cicatrices en tu bella piel...
Que ha deseado cada corte
que el ayer transformado en hoy
diose, exorcizando dolores,
tratando de olvidar las viejas heridas...

Besé cada una de ellas
tu humanidad doliente yacía allí
el cristal fracturose al sentir tu dolor...

La impiedad de la vida al no permitirte
respirar cuando se te comprime el pecho
en cada resquicio sufriente de tu existir...

Clama tu alma por cada destello
que se oscurece con la certeza
de que a mayor oscuridad
tanto mayor es tu luz...


Ariadna De Alejandría